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Cuando encuentras una luciérnaga te olvidas de la luna y las estrellas, que un momento antes ocupaban toda tu atención. Solo las vemos en las noches de julio, porque es el tiempo de cortejo de estos insectos. Las hembras, con esa luz propia, atraen así a los machos.
Esta escultura la titulé “Danza De Luciérnagas” en homenaje a estos pequeños escarabajos que siempre me ha encantado encontrar. Mi luciérnaga está en una actitud seductora, a punto de aspirar el aire que hará brillar en su abdomen la sustancia que contiene y empezar su baile.